RECONSTRUYENDO RUINAS MODERNAS
– por Marco Lugo
Experiencias de un Plantador de Iglesias
Estas palabras tienen un destinatario específico, son para aquel soñador al cual nuestro Dios está llamando a crear nodos, redes y organizaciones diversas donde pueda germinar el amor de Dios. La historia que comparto empezó a redactarse hace ocho años, día a día, y se fraguó en la tímida y segura posición del fogón de las ideas descabelladas.
En algún momento quizá te hayas preguntado: ¿Cómo compartir el evangelio? ¿Podré yo ser un sembrador de iglesias?
Comenzamos con estas dudas, y muchas otras más, a crear una comunidad cristiana en un mundo europeo postmoderno; fijamos el día y, medio convencidos, empezamos a orar junto con mi esposa por este proyecto.
Quien les escribe, por aquel entonces terminaba su primer año de estudios en Teología, y mi esposa tenía sólo un año de convertida. Pero en nuestro corazón estaba el deseo de compartir el amor de Dios. En nuestra razón, había muchas dudas de cómo hacerlo realidad. Fue así como esta aventura comenzó.
En aquel entonces teníamos un restaurante en el centro de Granollers (Barcelona), y nuestras primeras personas alcanzadas fueron uno de nuestros empleados y una familia de clientes.
En medio de tantas dudas y nula experiencia teníamos algo bien establecido en nuestro corazón, deseábamos crear una gran familia, una que rompiera los estereotipos del sistema religioso y nos dejara alcanzar al pueblo español dentro de su cultura, en una forma sencilla y natural.
Nuestra casa quedó rápidamente llena, y recibió los primero huéspedes producto de la necesidad propia de la inmigración y a la vez el hospedaje de pastores y misioneros. Esto nos impulsó a obtener el primer local que tomó la misma imagen corporativa de nuestro mensaje: “Ser familia”.
Reformamos aquel local y lo convertimos en un mini departamento, con una pequeña sala de reunión, una cocina americana para compartir, y dos habitaciones para poder seguir brindando nuestro apoyo a la necesidad de hospedaje. Sin duda no tenía la imagen de una iglesia tradicional y esto era lo que deseábamos, mucha gente se acercaba y al entrar se relajaba al sentirse en casa. Fue aquí donde, al recibir la gratitud de muchos, económicamente, nos dimos cuenta que el hospedaje sería una huella en nuestra identidad y a la vez un soporte para el pago del alquiler.
Siempre digo que mi mayor error fue querer llenar de nuevos conversos nuestro local. Y esto te sonará anti cristiano, pero comenzamos reuniéndonos en nuestra casa un primer domingo de mayo, para a fines de julio tener los primero 5 bautizos, y en ese mismo año a fines de noviembre tener nuestro pequeño local con aproximadamente 30 personas. ¡Que éxito espiritual dirían algunos!… yo diría que fue mi mayor error en el ministerio. Porque crear algo sin líderes, sin rumbo, nos trajo los primeros problemas, entonces entendí las advertencias de Pablo y el tiempo sabio que nuestro Señor pasó discipulando a 12 para cambiar el mundo.
Muchos de los sembradores de iglesias van a sufrir la soledad en tres dimensiones: en su realidad económica, en la distancia en colaboración de su denominación y en su propia piel, que deberá forjar un crédulo corazón de niño, y a la vez una visión exacta, propia de un líder maduro que mantendrá su norte fijo en el horizonte.
Hoy no tenemos miedo de hablar de iglesias no tradicionales, ya somos dos comunidades misionales; damos soporte de liderazgo a un restaurant iglesia de chinos de segunda generación, tenemos grupos de estudio fuera de España, llevamos un negocio de hospedaje que da sustento a la obra, y estamos abiertos a todas las ideas que nazcan del Espíritu Santo, porque lo único que deseamos crear son centros donde pueda germinar el amor de Dios.
Podría detallar aquí las más descabelladas ideas que surgieron y que hoy nos dejan ver el amor de Dios fluyendo en nuestra comunidad, baste decir que somos un taller de repostería, una guardería de niños, un centro de aprendizaje y de clases de español y de inglés, un lugar donde se celebran los cumpleaños de forma temática, y un sitio donde disfrutamos junto a la sociedad celebrando los días festivos de este gran pueblo tradicional, para establecer puentes de amistad.
Somos una gran casa que capacita y discipula. Desde que nos dimos cuenta de la importancia del discipulado invertimos mucho tiempo en ello, y ya somos dos centros con la misma visión de reproducción de creyentes activos. Hoy también, incluso, capacitamos a otros pastores y sembradores, para desarrollar su propia comunidad; y veníamos ya usando el internet como herramienta para la capacitación, de modo que estos tiempos lo único que han hecho es darnos más tiempo para aprender.
Seguimos siendo una familia que ha hospedado a muchas personas con distintas problemáticas sociales. Somos el lugar donde se reúnen un grupo matrimonios católicos que desean aprender de la Palabra de Dios. Damos apoyo a un grupo jóvenes musulmanes que están aprendiendo español y encontrando a Jesús en medio de su aprendizaje. Somos una comunidad cristiana latiendo en la sociedad, algo muy diferente a una iglesia tradicional, y lo expreso con mucho respeto.
Después de esta larga experiencia seguimos soñando, sabiendo que Él es fiel, y que compartir el evangelio no es un asunto de presupuesto, ni de contar con líderes experimentados; tampoco es un gran templo lleno de cargas económicas, sino que se trata de hogares transformados por el amor de Jesús, hogares que transforman la sociedad. Somos una gran familia formada por muchas familias al servicio de Dios.
Este largo camino tiene sólo un promotor: el Espíritu Santo; y tenemos que darle gracias a Dios por ministerios como BILD International, que nos abrieron las puertas para dejar de estudiar y empezar a aprender. La Gran Estrategia nos ha ayudado a hacer tangible la loca idea de volver a ser esa iglesia de los Hechos, sustentada teológicamente en la reconstrucción de esa comunidad que un día trastornó el Imperio Romano, y cuyo recuerdo sigue transformando el mundo de nuestros días.